miércoles, 13 de julio de 2011

Una relación narciso masoquista (Publicado por El Mostrador)

“Corta tú”.
“Nooo tú”.
“Tú primero”.
“Es que no puedo”.
“Yo tampoco”.
“Ahora sí”
“Ya pos ¡No cortaste!”
“Bueno, cortemos”.
“Pero los dos al mismo tiempo…”

No es la discusión de una pareja de enamorados que se resiste a cortar el teléfono: es el diálogo narciso-masoquista entre el Gobierno y la Concertación. Diálogo que ninguno quiere terminar, probablemente porque ambos ignoran que todo el país oye con atención una conversación que no les incumbe más que a ellos.

Porque uno puede entender que el oficialismo sienta deseos de enrostrarle a sus contendores políticos la responsabilidad que le cabe en problemas sociales que denuncia como ajenos. Como puede entender también que la Concertación no se sienta particularmente inclinada a colaborar con un Gobierno que insiste en descuidar la diplomacia al momento de presentar sus ideas.

Uno puede entenderlo, pero no deja por eso de observar la escena con un dejo de vergüenza ajena. Y puede entenderlo solo hasta cierto punto, porque a fin de cuentas esa actitud es esencialmente autodestructiva. Porque lo que está en juego, y eso es lo que uno ya no entiende, no es la grandeza, la generosidad y mucho menos el interés patriótico de la clase política, sino simplemente su instinto de supervivencia.

Ceder, conceder e incluso perder (ofreciéndole una victoria al adversario, por ejemplo) no sería en las actuales condiciones un gesto de grandeza, sino simplemente un intento por echar mano del único salvavidas que les queda a los políticos para conseguir algo de respeto ciudadano. No hablo de virtudes, sino de sentido práctico. No apelo a la bondad del gremio, sino a la más primaria manifestación de salud: la de querer vivir.

Uno de los dos, Gobierno o Concertación (y de preferencia ambos) tiene que cortar. Cortar con una forma de relación que genera lo que sea, menos lo que se necesita. Cortar con la tentación de justificarse en el pasado y con la de querer sacar ventajas personales del hecho de ser oposición. Quizá los democratacristianos lo hayan entendido antes y mejor que los demás, porque saben lo que es estar agónicos. Quizá por eso también se muestran, a diferencia del Gobierno y de sus propios aliados, harto menos obcecados.

Porque aunque el chileno sea morboso y disfrute del mechoneo en el barro, ese goce nunca se capitaliza en porcentajes de aprobación para los titanes del ring. En una idiosincrasia como la nuestra, la forma más directa de atacar es la victimización. Y el ataque directo, el camino más rápido para que la opinión pública lo transforme a uno en victimario.

La pelea atrae, pero no convoca. Interesa, pero se deprecia. Y produce cualquier cosa menos aquello que más quieren y necesitan los políticos de parte del electorado: identificación. La confrontación es una actitud con la que el chileno definitivamente no empatiza. Y aunque se incline por darle la razón a alguno de los púgiles, no deja por eso de sentir el conflicto como algo ajeno.

O cortar o morir, ése es el dilema. O lo hace uno, o se hunden los dos. Porque de la sangre del contendor nadie sacará nada, más que generar una arremetida de la marea roja, roja como la roja de la Camila, no como la roja de todos.

Porque para oír evadas, ya tenemos suficiente en Latinoamérica.

5 comentarios:

  1. Lamentablemente la Roja de Todos no ha podido callar a la Roja Camila

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  2. Estás promoviendo el odio y la discriminación a través de tus contenidos homofóbicos. Lo gracioso de todo es que hace 70 años personas como tú, no tenían derecho a voto en muchos países y eran tratados como un objeto.

    Afortunadamente el mundo ha evolucionado y no se quedó en la edad media, como tú.

    Sugerencia: cambia tu foto de perfil. Las bolsas debajo de tus ojos te hacen ver mayor.

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  3. TE ENCUENTRO GENIAL, CLARA EN LAS IDEAS Y RESISTENTE A LAS MALAS CRITICAS, PENSAR DISTINTO Y ¡EXPRESARLO! ES PECADO,
    SIGUE CON GANAS Y FUERZA.
    VERONICAVRANCKEN

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  4. Gracias verónica y gracias jorge, buscaré un buen cirujano... es poco caballeroso discutir ideas aprovechando la debilidad femenina en este sentido, pero en fin, puede que no seas un caballero

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  5. Eres muy aguda , me gustan tus columnas porque interpelas, pero...por ejemplo que aporta al contenido de tu análisis el mencionar "..la marea roja, como la roja de la Camila...etc " ese tema lo único que hace es contaminar, porque no evitar ese tipo de comentarios, porque como tú misma dices, tus columnas deben atraer y también convocar.
    Hay que arar en el mar.
    Carlos Labbé Correa

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